Cada vez más, personas que como yo han sobrepasado los 50 y no han encontrado aún su trabajo, se quejan amargamente de la «discriminación» por edad en el acceso a cualquier puesto de trabajo. Pues bien, yo así lo creía, pero he llegado a la conclusión de que no se trata de discriminación, no se confundan, se trata de mercado, de saber comprar.
Y cuando digo mercado me refiero al mercado típico de los barrios antiguos, donde compras al tendero que conoces de siempre aunque das por sentado que te va a colar fruta golpeada, demasiado madura o demasiado verde mezclada con lo que has creído comprar, oculta en el fondo de la bolsa de cerezas. Leer más de esta entrada
No se crean, la imagen que pueden a ver a continuación no me sorprende ni mucho ni poco, más bien me recuerda a aquellos impresentables que aparecían por las obras en potentes coches de lujo repartiendo los billetes de la paga a sus trabajadores, eran los «pistoleros«.
Fuente: @safetyphoto en Twitter
Recientemente, una publicación en Linkedin presentaba otra imagen relativamente popular y que tampoco me sorprendía en exceso, pero que despertó cierta suspicacia por su, al parecer, sesgo sexista, en este caso machista.
En mi caso y hasta descubrir al «figura» de la imagen de más arriba, la había empleado como recurso en algún curso y alguna charla, porque nada mejor que ver al patrón rodando y haciendo el ridículo para despertar la empatía de la concurrencia obrera.
En todo caso nunca se me había pasado por la cabeza ese posible sesgo sexista, entre otras cosas porque mi cabeza no concibe ese tipo de ideas y si la utilizaba, repito, es porque era la única realmente graciosa que encontré disponible.
Pero tras la pequeña y pacífica polémica de Linkedin, me dió por intentar saber algo más sobre la dichosa imágen, buscando por mil recovecos hasta que al fín pude dar con la original.
En realidad se trata de capturas de imagen del capitulo piloto de la serie «Parks and Recreation» (NBC 2009), un capítulo con un argumento muy apropiado pues precisamente describe la situación ridícula a la que al menos yo hago referencia.
Ya lo del uso que se da de las capturas que circulan por la red no entra en mi jurisdicción, pero sin duda habrá de todo.
Por mi parte recomiendo lo de siempre: «Hay que ser crítico con las fuentes más fiables, comprobar y comprobar, una y otra vez, porque ún así nos podrán engañar, pero al menos no habremos colaborado en ello»
Ningún ingeniero/a sufrió daños durante la redacción de este artículo. Las imágenes de acción fueron realizadas por especialistas. Denle agua al canario que estamos en agosto y a la abuela también, que no basta con agua del carmen.
Los avances tecnológicos, tan necesarios como cicateramente orientados, nos han proporcionado tantas «bondades» como «penalidades» y no porque la tecnología sea intrínsecamente buena o mala, el problema radica en quienes la desarrollan y aplican.
Así, la bondad del correo electrónico se contrapone a la «penalidad» del «spam», la comodidad del e-comercio a la cyber-estafa, la banca electrónica a la…¡¡banca electrónica!! (je, je) y mil ejemplos más de similar entidad.
El maldito efecto Tesla¹
Si algo puede convertir el balance en positivo es el acceso a la información global, al conocimiento, aunque su propia «penalidad» (la falta de criterio del usuario) parece cada vez más asentada y en aumento, siendo un ejemplo especialmente curioso «el maldito efecto Tesla». Leer más de esta entrada
Leo atónito los comentarios de una publicación en Linkedin en la que unos TPRL acusan a otros TPRL poco menos de intrusismo en el ejercicio de la profesión de ¡¡TPRL!!! y casi pierdo la fé en que algún día mi lucha personal sirva de algo.
Los unos reivindicando para sus titulaciones universitarias la potestad de ejercer en determinados sectores (por no decir que en todos) y los otros reivindicando lo contrario, aludiendo todos ellos a «competencias profesionales» que al parecer, por algún mecanismo que desconozco, les convertiría en el paradigma del TPRL por excelencia, olvidando naturalmente hablar de las numerosas e inquietantes «incompetencias».