La Prevención de Riesgos Laborales es como la vida misma (II): Los tres monos

En la 1ª parte de esta serie, me refería a cómo es posible entender la problemática de la PRL en nuestro país a partir del comportamiento social reflejado en los medios de comunicación, pero lo cierto es que no hace falta consultarlos para caer en la cuenta, basta con observar a nuestro alrededor y a nosotros mismos en nuestros comportamientos cotidianos.

El futbol ha hecho mucho daño…

No me lapiden todavía los futboleros que enseguida comprenderán a que me refiero si les recuerdo que cada español lleva un seleccionador dentro, o al menos un entrenador profesional en posesión de la verdad hasta el punto de trasladar ese legado (supongo que genético) a todos los aspectos de la vida cotidiana, pues criticamos el trabajo de los funcionarios, le decimos al médico lo que ha de recetarnos, sabemos mejor que nadie cual es el límite idóneo de velocidad e incluso conducimos mucho mejor cuando tomamos unas copas (al menos algún ex-presidente así lo ha manifestado).

Con estos antecedentes difícilmente rebatiremos los sabios pronunciamientos de todo el escalafón empresarial relativos a cuestiones tan públicas y obvias como el número de piezas que le sobran a un andamio o a una máquina, como por ejemplo los husillos de nivelación o los resguardos.

Lo curioso de la Prevención es que «todo el mundo sabe un montón del tema», desde luego mucho más que los TPRL que como todos sabemos «son unos cantamañanas que no tienen ni puta idea»; por supuesto el problema aparece cuando se empeñan en aplicar todo ese conocimiento en la práctica…

Como he apuntado en otros artículos, nuestro trabajo es psicológicamente agotador (al parecer los TPRL no se queman) salvo que optemos por volver a nuestros orígenes y copiar de los monos sabios del santuario de Toshogu.

Pero por muy de aplicación que nos hagan creer que es está táctica, personalmente no puedo recomendarla.

Ojos que no ven…

Recuerdo aquellos tiempos en los que el contrabandista de tabaco era considerado en determinadas zonas de mi Galicia natal poco menos que un benefactor e incluso posteriormente, cuando se pasaron al narcotráfico, su estatus no solo no cambió sino que inicialmente hasta se incrementó su popularidad.

Todo cambió sin embargo cuando los efectos de su negocio empezaron a cobrarse víctimas locales, cuando el problema se hizo visible y ya no hubo forma de mirar a otro lado.

Y es que la sociedad busca continuamente fórmulas que le permitan desentenderse de los problemas que la rodean, siendo la más frecuente de ellas el intentar ocultar, apartar o ignorar el problema en sí o la causa del mismo si ello contribuye a mantener o mejorar la sensación de bienestar.

No sé ustedes, pero ya ni cuento las veces que me han «sugerido» hacer la vista gorda y tampoco las que me han intentado convencer de que me fuese a dar un largo paseo, pero es que por más que diga el refrán y pretenda refrendar algún que otro descerebrado, las cosas no se solucionan solas mirando a otro lado para que el corazón «no sienta».

Recuerden, el río volverá antes o después a reclamar su cauce y no lo veremos llegar.

En boca cerrada…

Como ya voy haciéndome viejo, recuerdo las continuas advertencias de mis padres respecto a guardarme mis opiniones para evitar consecuencias indeseadas. Eran tiempos complejos marcados por la experiencia de una guerra civil que ellos habían vivido, una postguerra dura y al hecho de que me tocó nacer cuando aún reinaba la dictadura.

Mucho más tarde, en más de una ocasión me han dejado muy claro que lo que se espera de mi trabajo es que mis superiores no sepan ni que existo, que ya tienen bastantes problemas y que para eso me pagan (como apunté en la introducción la parte técnica de mi trabajo al parecer puede hacerla cualquiera).

Durante algún tiempo me lo creí y me amargué convenientemente la vida «sufriendo en silencio», hasta que al fin pude librarme de tan estúpida creencia simplemente echando mano de los principios más fundamentales de mi profesión, pues si la PRL ha de integrarse en todos los niveles de la organización ¿A qué viene eso de que yo deba pelear en solitario contra gigantes y molinos?.

Ceder a ese chantaje es muy negativo para el profesional, primero por que asume cargas que no le corresponden y que por supuesto nadie le paga, segundo porque en caso de conflicto o problema grave lo primero de lo que le van a acusar es de ocultar información y en tercer lugar porque en realidad lo que estamos haciendo, lejos de mejorar las cosas, es perjudicar los intereses de nuestra empresa hurtándole datos relevantes para la correcta gestión.

Ya Alfonso X el Sabio lo tenía muy claro cuando proclamaba que «Los que dejan errar al Rey a sabiendas, merecen pena como traidores«.

No hay peor ciego…

Si, ya sé lo que dice el refrán, pero les garantizo que en realidad no hay peor ciego que el que no quiere oír, porque si ya es complejo prescindir de un sentido imagínense perder tres (aquí incluyo el sentido común).

La gente de a pié desconoce el número de víctimas mortales en accidentes de trabajo, nadie se lo cuenta y tampoco van a poner de su parte para saberlo, es más sencillo vivir ignorándolo y de ahí la escasa reprobación ante la ausencia de seguridad en el trabajo por parte de la sociedad.

Por su parte para el TPRL la fuente principal de conocimientos es la experiencia, pues por más formación que se tenga (sin quitarle ni un ápice de importancia a este aspecto por supuesto) si no sabemos cómo, cuándo y dónde aplicarla dificilmente obtendremos resultados positivos.

Pues bien, desgraciadamente contamos entre nuestras filas demasiados ejemplos de ceguera más o menos voluntaria acompañada de cierta sordera intencionada, con ejemplos palpables de empecinamiento en la defensa de posturas o ideas ajenas a lo que sería un posible código deontológico de nuestra profesión, motivo por el cual quizá todavía carezcamos de él.

Contrariamente a lo que muchos piensan en primer lugar trabajamos con personas y no con organizaciones o jerarquías, que si bien se verán afectadas estas últimas por los efectos de cualquier accidente o incidente, los primeros (directamente) y los últimos (indirectamente) en padecer las posibles consecuencias son precisamente las personas.

Consultar, escuchar, pero sobre todo oír es fundamental para que verdaderamente conozcamos el entorno en el que nos movemos y podamos aportar y aplicar todo lo aprendido.

De todo y de todos aprenderemos, por activa o por pasiva, pero solo si somos realmente proactivos o como se dice en los «Call Center» aplicando el principio de la escucha activa, mostrando a quien nos aporta ideas u objeciones nuestra disposición para considerar sus opiniones y valorarlas.

Siempre he pensado (y ejemplos tengo para dar y regalar) que para ser un buen prevencionista en obra no hace falta ser Ingeniero o Arquitecto, como tampoco es necesario ser Químico o Biólogo para el trabajar en el campo de la Industria, lo que realmente es necesario es saber preguntar y sobre todo escuchar a cualquiera que pueda facilitarnos información, por insignificante que parezca, el resto, los procedimientos, las técnicas específicas, están al alcance de cualquiera y ya lo de los corporativismos en la lucha por la sopa boba no entran en mi campo de actuación.

Seguramente hay más y mejores ejemplos de lo que trato de explicar, pero en el momento de escribir esta entrada no se me han ocurrido.

Ahora si, ya pueden lapidarme, pero suave por favor.

8 Responses to La Prevención de Riesgos Laborales es como la vida misma (II): Los tres monos

  1. ergow says:

    Brillante ejercicio de asertividad !!
    Muchas gracias

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  2. begoña says:

    Me ha encantado el articulo… y me he sentido muy identificada… hasta alguna lágrima se me ha caído!
    Gracias de todo corazon

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  3. raygmz says:

    No estas solo, creo que tu exposición es sincera y lo que es mejor, acertada..
    El trabajo, los problemas y el sentimiento de incomprensión que puede sentir un TPRL es el mismo que puede sentir cualquier individuo en su esfera tanto profesional como personal, creo que el problema no está en uno mismo, sino en la globalización de criterios vanales y absurdos (sociales, políticos, culturales, deportivos, profesionales, etc) que nos invaden.
    Me explico;
    Se puede perfectamente ser técnico sin ser ingeniero o arquitecto, lo que necesitas es interés por el problema que te ocupa, se entiende que cuanto mayor sea la formación teórico y práctica sobre el tema más facíl resultará su solución, (pero todo se aprende) y por ahora los prevencionistas debemos usar mas la logica que optar al Nobel.
    Al igual que se puede ser del Depor en vez del Barxa y por supuesto del Madrid, se puede no ser del PSOE o del PP y votar otra opción que te represente aunque esta sea minoritaria, puede no gustarte Michael Jackson, Freddy Mercuri, o el Bisbal y escuchar a alguien que no esta en las listas de exito, puedes no ver Tele 5, Antena 3 y demás televisiones donde prima el superespectáculo y ver una película de bajo presupuesto pero interesante.

    Bueno pues si algo (o todo) de esto te pasa, posiblemente seas un buen profesional, además de un tio cojonudo.y lo mas importante de todo es que tienes razón en tu filosofia y estás haciendo lo correcto aunque te sientas incomprendido.
    Yo a mis clientes les digo que me pagan para oir la verdad, no lo que quieren escuchar y eso es lo que me distingue de la mayoria de profesionales y empresas.

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  4. Margot says:

    Yo creo que estamos viviendo en unos momentos que la ética y moral reinan por su ausencia en muchos sectores y lo sorprendente a dia de hoy es encontrar alguien que la tenga aplique y defienda. Salu2

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  5. Josefpm says:

    A mi lo que me suelen decir cuando no les gusta algo es que les estoy creando necesidades, frase que me encanta.

    A que os suena algo como esto:

    Tecnico: “ a ver allí deberíais poner una barandilla”,
    Empresario: “ya estamos si allí nunca ha pasado nada”,
    Técnico: “bueno no pasa nada aun, yo te lo digo y te lo pondré en el informe luego tu haces lo que consideres oportuno, yo solo recomiendo no obligo”
    Empresario: “coño, no lo pongas que si lo pones nos creas la necesidad”,
    Técnico: “Pues lo lamento pero si no lo pongo no hago mi trabajo y si se cae alguien tu mismo me vas a decir que por que no te lo había dicho y como las palabras se las lleva el viento lo dejo por escrito”
    Empresario: “pues lo mismo tengo que hablar con tu jefe”
    Técnico: Ok, haz lo que consideres (y mientras piensa ¿así? pues ahora no te paso ni media te vas a cagar, como vea un cable ligeramente suelto al informe va)

    Todo termina explicando a tu jefe que si no le dices lo de la barandilla, y pasa algo vais a terminar tu y él (el jefe), delante de un juez, lo que suele funcionar.

    Pero difiero en algo fundamental.

    ¿como que no hay que ser ingeniero o licenciado?

    Pues creo que te equivocas y mucho, ¿que todo se aprende? claro ¿que hay que escuchar? claro.

    Precisamente y por norma general son aquellos que tienen mas estudios, licenciado ingenieros, diplomados, los que están mas abiertos a escuchar.

    Un nivel de estudios alto, es una gran base son los cimientos del resto de la estructura, si hace una casa con malos cimientos o escasos puedes levantar la torre picasso pero al final se caerá.

    Como ves digo una base, y por norma general, el la vida hay de todo.

    Pero yo lo que me suelo encontrar es de cada 10 personas con estudios superiores 8 dispuestas a escuchar y a entender lo que pasa, de cada 10 con estudios medios, FP o similar es al contrario 8 de cada 10 no escuchan y saben mas que tu con diferencia y ademas van a intentar pillarte en algún fallo que al buscar encontraran e intentaran explotar al máximo, y con estudios elementales 50% 5 de cada 10.

    Así que lo lamento pero estudiar si que sirve y si que es imprescindible, ya que es la base donde construyes el resto, sin eso te puede quedar muy bonito pero al final es algo sin base y se caerá.

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    • xomaloga says:

      Creo que has interpretado mal lo referente a las titulaciones. Lo que explico es mi desacuerdo con la clasificación de TPRL en base a su titulación universitaria ajena a la propia de PRL.
      Por otra parte la preparación teórico-práctica de los TSPRP (asimilados a FP) podría rebatir tu planteamiento.
      La nueva vía de los Máster universitarios debería haber desterrado la clasificación que indico, pero aún se mantiene en ka práctica, por ejemplo en oposiciones.

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